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NUMISMÁTICA DE CASPE

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER


 

      Billete 100 pesetas - 19 de noviembre de 1965, Gustavo Adolfo Bécquer.
     Lleva una marca al agua con la cabeza de Albéniz. Fueron estampados en calcografía con fondos en litografía por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El billete de 100 pesetas, se entregó el 2 de diciembre de 1970, coincidiendo con el centenario de la muerte del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, en un acto celebrado en el Salón de Juntas del Banco de España de Madrid. Fue retirado de la circulación el 10 de mayo de 1978.
     Con el busto de Bécquer, se fabricaron 442.138.000 billetes. Sin serie, con las letras "A" a la "Z", y "1A" a "1T". Tamaño: 129 x 78 mm.

     En el reverso figura una dama romántica y la vista de la Catedral de Sevilla.  

                

Gustavo Adolfo Bécquer (1830+1870)

      Poeta andaluz,   del que  se suele olvidar que, con el seudónimo SEM,  fue, junto a su hermano, el autor de  "Los borbones en pelota", con epigramas y dibujos satírico-pornográficos inspirados por Isabel II, una de las reinas borbónicas, profundamente  interesadas por el sexo masculino, a la que tuvieron la humorada de casar con un notorio afeminado, Francisco de Asís, al que el pueblo llamaba “Paquito Puntillas”.
      Aparte de las Rimas y Leyendas, su producción satírica ha sido reeditada y vale la pena conocerla para profundizar en la España de su época.

      El periódico político-satírico Gil Blas publicó tres días después de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer:

“…Gil Blas no puede hoy por menos de consagrar un recuerdo a la memoria de quienes, en la primera etapa de esta publicación, ilustraron sus columnas con dibujos que llevaban la firma SEM”

      Que la Casa de la Moneda, en plena dictadura franquista, homenajeara al poeta Bécquer con este billete, siendo el autor de los dibujos satíricos contra los borbones, a los que Franco tenía en dique seco,  quizás no fuera  por un amor a su poesía totalmente inocente.

LAS MONEDAS EN NUMISMÁTICA

LAS MONEDAS  EN NUMISMÁTICA

      La utilización de monedas como valor de cambio, significó un escalón en el proceso social porque fue preciso que, quien entregara el fruto de su trabajo y recibía  unas chapas de metal, confiara en que podría usarlas para adquirir las mercancías que necesitaba. Y fue necesario que quien las recibía confiara en que su valor sería el mismo cuando quisiera utilizarla para comprar.
      Las monedas empezaron siendo de oro y de plata, y tenían físicamente un valor equivalente al valor facial inscrito. Desde hace un tiempo, el equivalente en oro de la moneda que se emite ha de estar guardado en las cajas fuertes de los bancos nacionales.  Cuando hablamos de la pérdida de valor adquisitivo,  por culpa de la inflación, estamos diciendo que lo que hoy cuesta unas monedas, si mañana queremos comprarlo, tendremos que pagar más…
     La única moneda que vale cada vez más, independientemente del valor que le reconozca el banco, es la moneda de una colección numismática.  Su valor depende de que se conserve en buen estado, que forme parte de una emisión pequeña o que haya desaparecido de la circulación en su mayor parte, que tenga una característica rara…  Como aquellos dos reales de la época de Franco que acuñaron con el yugo y las flechas boca abajo, y que entre numismáticos se cotiza actualmente en 30 euros.
   Hay que tener cuidado, no cambiar ni comprar fuera de los  circuitos numismáticos de confianza, porque hay falsificaciones casi exactas, como la del “duro del  tío sentado” de 1869, de la que sólo se acuñaron 100  unidades,  y que está valorado en un millón de pesetas, precio que los falsificadores consideran muy lucrativo.
       Otras falsificaciones son fáciles de detectar con el imán, porque las monedas espańolas son antimagnéticas, mientras que las falsificaciones llevan en su aleación metales magnéticos. Sin embargo, cuando utilizan  la alpaca como imitación de la plata, al no ser magnética  induce a error.
       Un coleccionista riguroso no trata de coleccionar todas las épocas, todas las monedas, sino que se especializa y espera pacientemente la ocasión de comprar cada moneda, cada billete, cuidando de que esté en buen estado: las monedas de plata son, además, una buena inversión.
       El álbum donde se vayan a guardar ha de tener salvaguardas de plástico en cada página, para proteger los billetes y  evitar que se estropeen.  Una buena catalogación impide errores a la hora de valorar con exactitud cada pieza.  En las monedas hay que mirar con el cuentahílos el ańo grabado en la ceca, el canto y  no sólo el ańo grabado en  el texto, que es visible a simple vista, y dependerá de su estado de conservación para que tenga un precio o lo multiplique.
       La lupa cuentahílos y el imán son  herramientas tan necesarias, para un coleccionista,  como  el metro para un carpintero.

               

En imagen de portada: moneda de 5 ptas. del 1869, y moneda de 50 cts. con las flechas del haz falangista invertidas.
Imagen inferior: lupa cuentahilos e imanes para comprobar si la moneda es magnética.

Detalle de las iniciales del grabador en una moneda de cinco pesetas de 1869

ALFONSO XIII

 

      Alfonso XIII fue rey desde su nacimiento, en 1886, como hijo póstumo de Alfonso XII, y bajo la regencia de su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, hasta su mayoría de edad en 1902.
     Su padre, el rey Alfonso XII (1857+1885) era hijo de Isabel II y, teóricamente, de don Francisco de Asís de Borbón, notoriamente afeminado, cosa que dio pie a las chuflas de los humoristas satírícos, que le llamaban "Paquito Puntillas"
Paquito Puntillas
es de pasta flora
y orina en cuclillas
como una señora...

Y refiriéndose a  Alfonso XII se decía:

No parece el rey hijo de su madre
y bastante menos, hijo de su padre.

Isabel II y Francisco de Asis Borbón, pintados por Madrazo
 
El pelón
El pelucón
El tupé

      Según la iconografía y su peinado, las monedas fueron bautizadas como "el pelón", "el pelucón" y "el tupé", como aún se las denomina entre los numismáticos.
      Durante muchos años, los billetes españoles se imprimieron en Inglaterra, en la empresa Bradbury Wilkinson & Company, de Londres. A la dinastía reinante en España, emparentada con la dinastía reinante en Inglaterra por alianzas matrimoniales, no le debió de parecer urgente para la seguridad nacional que nuestra moneda se acuñara en territorio español.
Billete de Alfonso XIII, año 1927

      En 1927 se acuñó este billete de Alfonso XIII, cuando la monarquía ya se tambaleaba, sostenida apenas por la Dictadura del General Primo de Rivera (1923-1930), al que luego volvió la espalda con esa deslealtad regia que llaman "borbonear".
      Después de las elecciones municipales del 14 de abril de 1931, con el triunfo de los republicanos, el rey Alfonso XIII se exilió. Desposeyó de sus derechos dinásticos a su primogénito, don Jaime, sordomudo, en favor de don Juan de Borbón, "hijo de rey, padre de rey y nunca rey". Vivió en el exilio en París, en Fontainebleau, y en Roma, donde murió en 1941.

Billete de Alfonso XIII, resellado por la República en 1931.

      La República no retiró de la circulación este billete, y para validarlo estampó un sello en la cara del monarca, y esta rareza numismática ha triplicado su valor entre los coleccionistas.

Artículo cortesía de Gatopardo
Más información:

Siglas de los grabadores debajo del busto del anverso o en el corte del cuello:

G.S.:  Gregorio Sellán González.
B.M.: Bartolomé Maura.
Espinós: José Espinós Gisbert.
E. Vaquer: Enrique Vaquer  Atencia.

Siglas de los ensayadores y del Juez de Balanza, situadas en el reverso de las monedas a ambos lados  del valor.

M.S. .M.: Mauricio Morejón Bueno,  Pablo Salas Gabarell y Ángel Mendoza Ordóñez.
M.P. .M.: Mauricio Morejón Bueno,  Félix  Miguel Peiró Rodrigo y Ángel Mendoza Ordóñez.
P.G. .M.: Félix  Miguel Peiró Rodrigo,  Antonio García González y  Ángel Mendoza Ordóñez.
P.G. .L.: Félix  Miguel Peiró Rodrigo, Antonio García González y  Domingo Liceranzu Astarlos.
P.G. .V.: Félix  Miguel Peiró Rodrigo, Antonio García González y  Remigio Vega Vega.
S.G. .V.: Arturo Sandoval, Antonio García González y Remigio Vega Vega.
S.M. .V.: Arturo Sandoval, Miguel Martínez Fraile y  Remigio Vega Vega.
S.L. .V.: Arturo Sandoval, Vicente López Fernández y Remigio Vega Vega.
P.C. .V.: Vidal Peiró Zafra, Rafael Caro Fresneda y  Remigio Vega Vega.
P.C. .S.: Vidal Peiró Zafra, Rafael Caro Fresneda y  sigla de Juez de Balanza.

Imagen de portada: Alfonso XIII, pintado por Philip Alexius de Laszlo

GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS

 
      Gaspar Melchor de Jovellanos
, bautizado como Baltasar Melchor Gaspar María de Jove Llanos y Ramírez     (Gijón, 5 de enero de 1744 –  27 de noviembre de 1811, Puerto de Vega, Navia),  fue un escritor, jurista y político ilustrado español.

Primeros años

       Nació en el seno de una familia noble de Gijón, aunque sin fortuna. Tras cursar sus primeros estudios en Gijón, en 1757 marchó a Oviedo para estudiar Filosofía en su universidad. En 1760, bajo la protección del obispo local, parte hacia Ávila para realizar estudios eclesiásticos. En 1761 se gradúa en bachiller en Cánones (Derecho canónico) en la Universidad de Osma (Soria), obteniendo la licenciatura en la Universidad de Ávila en 1763. En 1764 fue becado en el Colegio Mayor San Ildefonso de la Universidad de Alcalá, para seguir sus estudios eclesiásticos, graduándose de bachiller en Cánones. Allí conoció a Cadalso y a Campomanes.

      Después de licenciarse ocupó en 1767 la plaza de magistrado de la Real Audiencia de Sevilla. Allí fue alcalde del crimen y oidor en 1774. En 1775 fue uno de los promotores de la Sociedad Patriótica Sevillana, de la que fue secretario de artes y oficios.

Madrid

      En 1778 consiguió el traslado a la Sala de Alcaldes de Casa y Corte en Madrid, en parte gracias a la influencia del duque de Alba, a quien había tratado en Sevilla. En Madrid entró en la tertulia de Campomanes, a la sazón fiscal del Consejo de Castilla, el cual le encomienda distintos trabajos que le satisfacen especialmente, reconociendo en Jovellanos un hombre de amplia formación y reconocida solvencia en el terreno económico. En 1780 accede al Consejo de Órdenes Militares. En 1782 formó parte de la comisión que puso en marcha el Banco de San Carlos. Fue miembro de la junta de comercio de la Sociedad Económica Matritense y, desde diciembre de 1784, su director. Redacta diversos estudios sobre la economía de España, entre los que tiene singular valor el Informe sobre la Ley Agraria en la que aboga por la liberalización del suelo, recogiendo el pensamiento liberal, norma sobre la que el Consejo de Castilla había volcado sus esperanzas para reformar y modernizar el agro peninsular.

      Plenamente integrado en la vida cultural madrileña, fue miembro de la Real Academia de la Historia (1779), de la Real Academia de San Fernando (1780) y de la Real Academia Española (1781).

      Sin embargo, el inicio de la Revolución francesa paralizó con Carlos IV las ideas ilustradas y apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores más avanzados. 

      Tras la caída de su amigo Francisco de Cabarrús, Jovellanos se vio obligado a marchar de la Corte, desterrado, estableciéndose en su ciudad natal en 1790, donde redactó un Informe sobre espectáculos que le había encargado la Real Academia de la Historia y viaja por Asturias, Cantabria y el País Vasco para conocer la situación de las minas de carbón y las perspectivas de su consumo. Jovellanos ya se había mostrado favorable al aumento de la producción, para lo cual era preciso liberalizar la explotación de mineral. Tras sus viajes mineros presentó nueve informes con los resultados de su comisión y consiguió que se liberalizase parcialmente la explotación de carbón en 1793.

     Entre 1790 y 1791 viajó varias veces a Salamanca para encargarse de la reforma de los Colegios de las Órdenes Militares. Como subdelegado de caminos en Asturias (1792) intentó acelerar la conclusión de las obras de la carretera a Castilla (que había comenzado en 1771), a fin de terminar con el aislamiento de Gijón, pero la falta de fondos imposibilitaría su final.

      A iniciativa de Jovellanos se creó en 1794 el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía en Gijón, en el que intentó aplicar las ideas de la Ilustración en la enseñanza.

      Tras la alianza con la Francia revolucionaria, Manuel Godoy pretendía realizar ciertas reformas y contar con los más importantes de los ilustrados, por lo que le ofreció a Jovellanos el puesto de embajador en Rusia que este rechazó. Sin embargo, el 10 de noviembre de 1797 aceptó el puesto de ministro de Gracia y Justicia. Desde ese puesto intentó reformar la justicia y disminuir la influencia de la Inquisición, pero tras nueve meses en el gobierno cesó el 16 de agosto de 1798 y volvió a Gijón. Allí proyectó la creación de una Academia Asturiana que tendría como función el estudio de la historia y de la lengua asturiana, y elaboró 200 fichas de léxico del asturiano.

      En diciembre de 1800, tras la destitución de Mariano Luis de Urquijo como ministro de Estado, vuelve Godoy al poder, el cual ordena la detención de Jovellanos el 13 de marzo de 1801 y su destierro a Mallorca, primero al monasterio de la Real Cartuja de Jesús de Nazaret donde fue bien tratado por los monjes —en el actual municipio de Valldemossa— y luego a la prisión del castillo de Bellver. Durante los años de prisión empeoran sus problemas físicos y aumenta su religiosidad. Poco a poco, y gracias a que conservaba el sueldo de ministro, compró muebles lujosos y muchos libros, pese a padecer cataratas. Liberado el 6 de abril de 1808, tras el motín de Aranjuez, rechazó formar parte del gobierno de José Bonaparte y representó a Asturias en la Junta Central y desde allí contribuyó a reformar las Cortes. Tras la instauración de la Regencia dejó Cádiz y llegó a Muros el 6 de marzo de 1810. Allí permaneció varios meses y escribió la justificación política de su actuación en la Junta Central, Memoria en defensa de la Junta Central, que se imprimió en La Coruña. Tras la marcha de los franceses de Gijón, el 27 de julio de 1811 dejó Galicia y volvió a Gijón, aunque un contraataque francés hizo que tuviera que marcharse una vez más. Enfermo de pulmonía muere en Puerto de Vega el 27 de noviembre de 1811.
     Jovellanos cultivó varios géneros literarios (como poesía y teatro) pero sus escritos principales fueron ensayos de economía, política, agricultura, filosofía, costumbres; desde el espíritu reformador del Despotismo ilustrado. Entre ellas destacan el Informe sobre la ley agraria que escribió en una primera versión en 1784 pero que no envió hasta 1787 a la Sociedad Económica Matritense, quien la remitió al Consejo de Castilla y que se publicó en 1795. En ella Jovellanos se muestra partidario de eliminar los obstáculos a la libre iniciativa, que dividía en tres clases: políticos, morales y físicos. Entre ellos estaban los baldíos, la Mesta, la fiscalidad, la falta de conocimientos útiles de los propietarios y labradores, las malas comunicaciones y la falta de regadíos, canales y puertos. Para corregir esta situación Jovellanos propone que los baldíos y montes comunales pasaran a propiedad privada, disolver la Mesta, cercar las fincas, y que los arrendamientos estuvieran basados en el pacto libre entre los colonos y los propietarios, además de la limitación de los mayorazgos y la supresión de la amortización eclesiástica o de la eliminación de las trabas sobre los agricultores, además de la reforma de los impuestos. A esto habría que añadir la reforma de la enseñanza, para hacerla más práctico, dándole más importancia a las materias científicas, y la inversión del Estado en obras públicas. Estas medidas crearían las condiciones para la constitución de un mercado de tierras, un aumento de la producción y la creación de un mercado nacional unificado que posibilitarían que aumentara la población y su nivel de vida, lo que serviría de base para el inicio de la industrialización.

    Durante su estancia en Sevilla fue uno de los participantes en la tertulia de Pablo de Olavide, lo que influyó para que comenzara a escribir poesía amorosa y redactó la primera versión de la tragedia El Pelayo (1769) y la comedia El delincuente honrado (1773). Pelayo o La muerte de Munuza es la única tragedia redactada por Jovellanos. Es obra de juventud, compuesta en Sevilla, en 1769, cuando su creador contaba con veinticinco años de edad, si bien fue corregida entre 1771 y 1772. La obra fue objeto de una reelaboración que dio lugar a una versión nueva, hecha entre 1782 y 1790. Se debió transmitir en manuscrito. Sólo en 1792 apareció una impresión, y ésta de carácter pirata. Su representación no tuvo lugar hasta 1782, trece años después de ser escrita; en aquel año se estrenó en Gijón. A principios de octubre de 1792 tuvo lugar su estreno en Madrid». La contribución de Jovellanos a la comedia se reduce a una sola obra, y ésta en los límites del género: El delincuente honrado, escrita en Sevilla para la tertulia de Olavide, y estrenada en Madrid veinte años más tarde, en 1767. Se trata de una comedia sentimental, derivación española de la «comédie larmoyante», creada en Francia por Nivelle de la Chausée.

      También tradujo el primer libro de El paraíso perdido de Milton. Fue el impulsor de una serie de mejoras en su ciudad natal, como la carretera Gijón–León, que aunque no vio terminada, significó el traslado del comercio marítimo asturiano desde el puerto de Avilés al de Gijón. Además, impulsó todo tipo de reformas en el ámbito nacional, siendo un ilustrado clave de la época.

Del artículo sobre Jovellanos de Wikipedia

Imagen de portada: Billete de 50 ptas. de 1898 de Jovellanos.
Imagen inferior: reverso

CONGRESO CONSTITUTIVO DE LA FEDERACIÓN DE COLECTIVIDADES DE ARAGÓN

CONGRESO CONSTITUTIVO DE LA FEDERACIÓN DE COLECTIVIDADES DE ARAGÓN

Estatutos aprobados los días 14 y 15 de febrero de 1937 en Caspe por el congreso constitutivo de la Federación de Colectividades de Aragón.

     Con la denominación de Federación de Colectividades Agrícolas, se constituye en Aragón una asociación que tendrá por misión la defensa de los intereses colectivos de los trabajadores organizados en las mismas.

      Atributos de esta Federación:

a) Propagar intensamente las ventajas del colectivismo basado en el apoyo mutuo.

b) Controlar las granjas de experimentación que puedan crearse en las localidades donde las condiciones del terreno sean favorables para conseguir toda clase de semillas.

c) Atender a los jóvenes que tengan disposiciones para la preparación técnica mediante la creación de escuelas profesionales especializadas.

d) Organizar un equipo de técnicos que estudien en Aragón la forma de conseguir mayor rendimiento del trabajo que se efectúa en las diversas labores del campo.

e) Buscar las expansiones comerciales en el exterior de la región, tendiendo siempre a mejorar las condiciones del intercambio.

f) Se ocupará también de las operaciones comerciales con el exterior, mediante el control, por estadísticas, de la producción sobrante de la región, y por lo tanto tendrá a su cargo una caja de resistencia para hacer frente a todas las necesidades de las colectividades federadas, siempre en buena armonía con el Consejo de Defensa de Aragón.

     En el aspecto cultural, esta Federación se cuidará:

a) De procurar a las colectividades todos los elementos de expansión que a la vez que sirvan de distracción eleven la cultura de los individuos en sentido general.

b) Organizar conferencias que tiendan a perfeccionar la educación del campesino, como asimismo veladas de cine y teatro, giras y cuantos medios de propaganda sean posibles.

     Para la buena tramitación de todo lo estatuido, la Federación nombrará un Comité Regional de Colectividades que constará de los siguientes cargos: secretario general, secretario de actas, contador, tesorero y dos vocales.

     El secretario general tendrá a su cargo la orientación del Comité, el sello social y la tramitación de cuantos expedientes presenten las colectividades.

     El secretario de actas levantará actas de cuantas reuniones celebre el Comité de la Federación; en ausencia del secretario general, ocupará accidentalmente este cargo.

     El contador llevará la contabilidad de la Federación, abriendo cuentas corrientes de los depósitos que le entreguen los Comités Comarcales; de una manera normal efectuará las liquidaciones con el tesorero.

     El tesorero será el encargado de guardar los fondos de la Federación y de pagar cuanto se le presente al cobro, avalado anteriormente con la firma del secretario, del contador y sellado con el sello de la Federación.

     Los vocales constituirán las diferentes comisiones que se precisen para el desenvolvimiento interno de la Federación, como: propaganda, estadística, asesoramiento técnico, etc.

     Esta Federación, siguiendo las normas federativas, organizará tantas federaciones comarcales como estime necesario para el buen desenvolvimiento de las colectividades, las cuales mantendrán relaciones cordiales con los Consejos municipales y con el Consejo General de Aragón, respectivamente.

      Para el efecto del suministro de los colectivistas, se establecerá la carta de racionamiento.

      La Federación de Colectividades Agrícolas y Complementarias celebrará un congreso ordinario cada seis meses, más los extraordinarios que se crean pertinentes.

     En cada congreso ordinario será renovado la mitad del Comité de la Federación.

     10° El Comité Regional de las Colectividades residirá en Caspe.

     11° El ingreso en esta Federación Regional de todas las colectividades que se constituyan después de su creación, deberá ser acordado en asamblea general por los vecinos de la colectividad solicitante, mandando copia del acta al Comité Regional para su archivo correspondiente y aprobación necesaria.

     12° Para que la solicitud tenga validez, las colectividades harán constar su acatamiento a lo que estos estatutos determinen.

     13° Estos estatutos serán impresos y distribuidos en un carnet de identidad a cada uno de los colectivistas federados.

     14° Todo cuanto se acuerde en los Congresos y Plenos que celebre esta Federación tendrá validez, aunque no esté previsto en los presentes estatutos.

Dado en Caspe, a 15 de febrero de 1937.

Por la ponencia:

Don Gonzalvo, Angel Torenas, Magín Millán, José Martín, José Mavilla, Salvador Pons, J. Ariño, Bernabé Esteban, Francisco Muñoz, Miguel Lamiel, José Mur y Fulgencio Dueñas.

RESOLUCIONES ANEXAS

1° Procede ir con urgencia a la creación de campos experimentales en todas las colectividades de Aragón para estudiar nuevos cultivos Y poder obtener mayores rendimientos e intensificar la agricultura en todo Aragón. Al mismo tiempo debe destinarse una parcela, aunque sea pequeña para proceder al estudio de los árboles que puedan producir más y que se aclimaten mejor al suelo de cada localidad.

2° Debe irse igualmente a la creación de campos de producción de semillas; para ello puede dividirse Aragón en tres grandes zonas y en cada una de ellas instalar grandes campos para producir las semillas que sean necesarias en cada zona, y al propio tiempo producir para otras colectividades aunque no pertenezcan a la misma zona. Tenemos por ejemplo el cultivo de la patata; debe producirse la semilla de esta planta en la zona de más altitud de Aragón para luego ser explotada por las colectividades de otras zonas, ya que puede demostrarse que en la parte alta esta planta no será atacada por las enfermedades que le son características si siempre la produjéramos y cultivásemos en la parte de poca altura, o sea, el país húmedo y cálido.

Estas tres zonas procederán al intercambio de las semillas que las necesidades aconsejen en cada caso, según los resultados de los estudios que se realicen en los campos experimentales, pues éstos deben estar en armonía e intervenidos al mismo tiempo por técnicos para poder estudiar y hacer todos los ensayos que se crean de provecho y necesidad.

Firman por el Comité Regional: Antonio Ejarque; por Barbastro, E. Sopena; por Pina de Ebro, José Abós; por Calanda, Tomás Artigas; por Muniesa, Joaquín Temprano; por el Consejo Comarcal de Muniesa, Liberto Aguilar.

Debe abolirse la circulación de la moneda en el seno de las colectividades, creando en su efecto la cartilla de racionamiento, quedando en poder de la colectividad la cantidad precisa para sus necesidades internas.

Para que el Comité Regional pueda atender al abastecimiento de las colectividades en productos de importación, las colectividades o los Comités Comarcales facilitarán al Comité Regional una cantidad de dinero o en especies, de acuerdo con la riqueza de cada colectividad o comarca, para crear la Caja Regional.

1° Al apartarse los pequeños propietarios por propia voluntad de las colectividades, por considerarse capacitados para realizar sin ayuda su trabajo, éstos no tendrán derecho a percibir nada de los beneficios que obtengan las colectividades.

No obstante esto, su conducta será respetada siempre que estén dispuestos a no tratar de perjudicar los intereses de las colectividades.

2° Todas las fincas rústicas y urbanas como otros intereses de los elementos facciosos que han sido incautados serán usufructuados por las organizaciones obreras que existían en el momento que se hizo la incautación, siempre que estas organizaciones acepten la colectivización.

3° Toda las tierras de un propietario que eran trabajadas por arrendatarios o medieros pasarán a manos de las colectividades.

4° Ningún pequeño propietario que esté apartado de la colectividad podrá trabajar más fincas que aquellas que le permitan sus fuerzas físicas, prohibiéndosele en absoluto el empleo de asalariados.

5° Para quitar el egoísmo que puedan sentir los pequeños propietarios, las pequeñas propiedades que disfruten no serán registradas en el registro fiscal.

6° Las juntas administrativas de las colectividades sólo se preocuparán de los asuntos de su competencia.

Esta ponencia es aprobada por seis de los siete delegados que la componen, presentando el disconforme, delegado de Sástago, un voto particular. Por la ponencia:

Por Angües, F. Fernández; por Montoro, Julio Ayora; por Alforque, R. Castro; por Gudar, R. Mayo; por Pina de Ebro, E. Aguilar; por Ballobar, M. Miró.

1° Aceptamos el municipio porque éste, en lo sucesivo, nos servirá para controlar las propiedades del pueblo.

2° Al estructurar las federaciones comarcales y regional respectivamente, se considerará que los términos locales que estas entidades administren no tendrán límites, como asimismo se declarará de uso común entre las colectividades todos los útiles de trabajo, y cuanto signifique materias primas estará a disposición de aquellas colectividades a las que hiciesen falta.

3° Las colectividades que tengan exceso de productores, o que en ciertas épocas del año no se empleen por no ser el tiempo apropiado a las labores agrícolas, podrán ser utilizados por los comités comarcales para que los envíen a trabajar a aquellas colectividades que tengan exceso de trabajo.

     Considerando que los Consejos Locales son entidades legalmente constituidas en los cuales colaboran todas las organizaciones antifascistas y cuyo mantenimiento representa el Consejo Regional de Defensa de Aragón.

     Considerando que las juntas administrativas de las colectividades tienen una función aparte de los Consejos Municipales.

     Considerando que son los sindicatos los llamados a nombrar y controlar a los compañeros que van a representar a la CNT en ambos organismos.

    Considerando que no puede existir competencia entre la gestión de las colectividades Y los Consejos Municipales, proponemos:

     Que al debernos a la organización (sindical) unos y otros por igual, mientras perdure esta situación y la CNT colabore en estos Consejos, las colectividades mantendrán relaciones cordiales con estos organismos, manifestado a través de los sindicatos de la CNT.

Más información:

* Revolución Social Española de 1936- Wikipedia

*Gastón Leval: "Colectividades libertarias en España", Ediciones Aguilar, Madrid 1977
*Félix Carrasquer: "Las Colectividades de Aragón. Un vivir autogestionado, promesa de futuro" (Descargar Archivo rtf)

Imagen de portada: billete de una peseta del Consejo Municipal de Caspe, 1937: firmado por el alcalde Benito Roca, por José Buisán y Amalio Pérez
     La falta de comunicaciones con Madrid, a causa de la guerra, impedía el suministro de moneda fraccionaria y en muchos municipios de la zona republicana tuvieron que emitir moneda local. 

       Año 1937, billete de 5 Ptas. de Fabara, Colectividad "Renacer". En el reverso, prensa de aceite y vino, impreso en Barcelona. Firmas ilegibles.

       Año 1937. Billete de Maella 1 pta. Depositario: J. Pinos, interventor: D. Moreno, alcalde: firma ilegible.

Año 1937. Billete de Mequinenza 2 ptas. 

Año 1937. Billete de 1 pta, de Sástago